ODA A LOS COMBATIENTES
Una de mis labores diarias en esta tarea periodística que me ha tocado en suerte desempeñar es salir a la calle y ‘asaltar’ a la gente con preguntas a veces tontas, a veces mundanas. Y cada día, mi sorpresa es mayúscula al descubrir que en la calle se tiene ganas de hablar. La gente es ingeniosa, la gente es terriblemente divertida y la gente, casi siempre, me deja una anécdota, un recuerdo que guardo en el saco de todas mis experiencias. Esta semana la pregunta es sencilla; ¿cuáles son sus buenos propósitos para este año 2009? Y nosotros pensamos… a preguntas típicas, contestaciones tópicas…pues nada más lejos de la cruel realidad. La gente ya no quiere dejar de fumar, ni adelgazar, ni empezar a ir al gimnasio. Estamos en crisis y eso lo saben hasta los bancos de madera en los que se sientan los jubilados a cavilar. Resulta que el mayor anhelo con el que me he encontrado, una y otra vez, esta tarde es “mantener mi trabajo” o “encontrar un curro para dar de comer a mi familia”.
Antes uno trabajaba por derecho, ahora puede uno andar derecho sin consigue trabajar…Una intentaba ser graciosa en la susodicha encuesta, pero hacer chiste de la necedad que vivimos es una tarea para profesionales.
Y entonces, me he parado a pensar, en que narices estaría yo pensando cuando dejé mi contrato indefinido de “señorita potingues”, con un sueldo más que digno, una estabilidad que quitaba el sueño a las marmotas y un horario de los que figuran en los convenios laborales. Quizá sea la más inepta del universo o la más loca. Quizá la única que cambiaría el rancio abolengo de un laboratorio por estas encuestas de calle, edulcoradas con un sueldo de sacarina (porque no llega ni a terrón de azúcar). Y más en estos tiempos de crisis en los que todos sueñan con lo que yo un día tuve. Pues señores, yo a este año 2009 le pido seguir soñando aunque sea con sacarina. Yo no quiero un trabajo, yo quiero ‘el’ trabajo. Yo quiero hacer lo que siempre soñé. Yo quiero seguir peleando en esta guerra repleta de combatientes que cada día me llenan de orgullo y de un profundo respeto. Esto es una oda a todos los periodistas, al menos a todos aquellos que han nacido con la vocación de contar y comunicar.
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