Blogia
pinupball

CON EL 'NO' POR BANDERA

Generalmente te levantas por la mañana y haces lo de todos los días, no pensar demasiado y concentrarte en no llegar tarde. Pero resulta que después de un fin de semana, cuanto menos, intenso quizá, y solo quizá, te dé por ponerte a pensar. Y así, pensando, llevo todo este maldito día. Y digo maldito porque mecida por la insulsa rutina me sentía mucho mejor.

A veces, pararse es como un puñetazo a bocajarro. Como un aguijonazo cuyo veneno te hace ser clarividente y enfrentarte a la realidad, a tu realidad. Después de pasar viernes, sábado y domingo trabajando de sol a sol, de luna a luna, de estrella a estrella y tiro porque me tocanecesitaba el puñetazo, el aguijonazo y es probable que algún golpe más. He intentado echar la vista atrás y recordar cuándo fue la última vez que desconecté, cogí a  mis amigos e hice algo diferente a trabajar durante más de cinco horas. La respuesta, fácil, no me acuerdo. Y, ¿ahora qué? 

 Pues ahora vienen los interrogantes, ¿merece la pena? ¿Compensa? ¿Me estoy equivocando? Y aquí, todavía no tengo respuestas. Dicen que la felicidad son pequeños momentos, pequeños instantes que juntos se convierten en un tesoro enorme. Entonces yo soy feliz, tengo muchos de esos. Lo malo es que esta depredadora profesión no me deja compartirlos con casi nadie. Maldita vocación. Maldita vida que se me come los días sin dejarme disfrutar ni siquiera del postre.

Hoy de nuevo he sentido esa necesidad de escapar del mundo, de huir a una isla desierta, pero claro, allí habría demasiado tiempo para pensar y no estamos para eso.

De momento hoy solo estoy para escuchar algo que me atrape otra vez. Que no es poco.

 

 

0 comentarios