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PINUP cambia de cara

Año nuevo, vida nueva en todos los sentidos. Este va a ser un año de cambios de manera que he decidido cambiarle el aspecto también a este blog y actualizarlo un poquito. Así que los navegantes que quieran seguir mi camino en las turbulentas aguas de Internet podrán encontrarme

aquí


Bienvenidos todos.

Un poquito de ética por favor...

La ética periodística podríamos decir que se compone del conjunto de normas que regulan la conciencia profesional de un informador. La profesión de periodista es apasionante pero últimamente son muchos, sobre todo en el medio audiovisual, los que deben estar quedándose sin conciencia. Gracias a ellos, los que nos consideramos comunicadores honrados sentimos vergüenza ajena de nuestros propios colegas. ¿Desde cuando es ético entrar a una propiedad privada y grabar sin permiso? ¿Desde cuando es ético no respetar el derecho a la intimidad de personas anónimas?

Criticamos mucho a Tele 5 por sus prácticas, en ocasiones, poco ortodoxas pero lamentablemente no son los únicos. En los últimos días, Aragón Televisión ha vulnerado el derecho a la intimidad de algunas personas que a día de hoy se preguntan si tendrán algún derecho a poner una denuncia.

Pongamos un ejemplo bastante próximo a la realidad…

Un buen día, un equipo de Aragón Televisión se planta en tu lugar de trabajo, una chatarrería, cámara en mano preguntando si les das permiso para grabar. Tú les contestas que no. Ellos insisten y te instan a que hables sobre la actual situación de los robos de cobre. Tú les dices que no quieres ser partícipe de ningún reportaje para Televisión y “off the record” les explicas lo que sabes sobre el tema dejando muy claro que no quieres aparecer en pantalla (ni tú, ni tu empresa). Varios días después tú y tu empresa sois los protagonistas de la sección del Informativo “En Plano Corto" de Aragón Televisión. El equipo de esta cadena, al que amablemente atendiste y al que dejaste clara tu postura de no aparecer en pantalla, llevaba la cámara colgada del brazo pero encendida y no solo te han grabado a ti, sino a todos tus empleados. Eso si, han tenido la decencia de pixelarte la cara.

Tras ver esto a mí me surgen muchas preguntas. ¿Dónde está el límite entre la información y el derecho a la intimidad? Si soy periodista, ¿puedo hacer lo que me dé la gana con una cámara oculta? Si soy un ciudadano normal, ¿dónde empiezan mis derechos ante casos como estos?

No pretendo con esto aleccionar a nadie. Simplemente busco remover conciencias y que cada uno continúe trabajando siguiendo los preceptos de siempre: el respeto a la verdad y a la libertad de expresión. Eso sí, sin dejar de lado a las personas que son las grandes olvidadas en este siglo XXI.  Si pasas por encima de los derechos del que tienes alado probablemente tu trabajo no valga la pena.

Hemos cambiado el cero por el uno, ya estamos en el 2011, y yo para este año voy a pedir una cosa: un poquito más de moral en los medios de comunicación, que buena falta nos hace.

Y ahora la nota de humor, que buena falta nos hace también...

La corona del Roscón de Reyes

Tengo una amiga que está estudiando historia medieval y sabe mucho de eso. Lo digo porque ayer estaba tranquilamente huyendo del cierzo entre las mantas de cuadros de la familia arpa y me vino ella a la cabeza. Telediario primera edición, un tipo de la redacción de baleares dice algo así como…”El canto de la Sibila se incorporó a la liturgia de la misa de Gallo, en maitines, en la procesión de los profetas. Se cantaba en los territorios de la corona catalanoaragonesa”. Y yo, que estaba haciendo un sudoku mientras escuchaba de fondo la información del día de Navidad, levanté la cabeza estupefacta y pensé: ¡mande???

Sinceramente, nunca fui muy de historia si nos alejamos de los libros de Ken Follet pero cuando alguien te toca la fibra sensible y se apropia de lo que es tuyo comienzan los desencuentros…

La primera vez que escuché a alguien acuñar la expresión “Corona Catalanoaragonesa” me sonó a chiste y me zumbaron los oídos, de modo que intenté documentarme. Tras realizar diversas pesquisas llegué a la conclusión de lo que ya me temía: que Barcelona nunca pasó de ser un condado (que me perdonen los catalanes a los que tengo en alta estima) y que el reino venía de Aragón, le pese a quien le pese. Hoy es hoy, y el gobierno central parece que de vez en cuando se olvida de nosotros, pero ayer es ayer. Aragón es humilde y pecamos de no luchar por lo que nos corresponde pero el pasado está escrito y también es el que es.

Heraldo de Aragón parece que también estaba ojo avizor y al igual que a mí ayer, a las 3.35 de la tarde, le chirriaron los oídos. Hoy ha publicado una columna en la que da un toque de atención a Televisión Española simplemente con ánimo de que empiece a documentarse correctamente.

A mí me gusta Cataluña y todo hace indicar que pasaré allí algunos de los mejores años de mi vida pero señores, documéntense y al papa lo que es del papa (y pongo “papa” en minúsculas no sea que la RAE me dé el primer cachete). A pesar de todo, y desde el más profundo cariño; visça el Barça y aúpa Guardiola, que no es rey pero bien podría ser digno Conde de Barcelona. :D

Adiós rutina, adiós

Miro a través de los cristales y veo frío. Lo siento adosado a cada uno de mis huesos.  Estamos en diciembre, estamos en Zaragoza y supongo que es normal. Es Navidad y generalmente me preocupan estas fechas por varios motivos. El primero y más importante: las circunstancias te obligan a ser feliz, o al menos parecerlo, por huevos. Si o si. A mí eso me da mucho coraje aunque lo cierto es que este año mis preocupaciones van por otros derroteros. La falsa felicidad de familias mal avenidas me importa más bien poco. Y es que, tras cuatro años cómoda o incómodamente escondida en la rutina acabo de pulverizarla y caigo de nuevo al más absoluto vacío. Hace poco alguien me dijo que la vida es para los valientes y yo debo ser de esos.

"El hombre es un animal de costumbres pero no hay que olvidar que la costumbre mata al hombre"

Ayer dije Adiós a cuatro años de experiencias y vi llorar a varios compañeros. Eso me hace pensar que algo hice bien, al menos de puertas para dentro. Hoy me he secado las lágrimas y me toca empezar a pensar en el futuro. Me toca empezar a construir de nuevo.

Estos días he escuchado frases que cuidadosamente he grabado a fuego para que jamás caigan en el olvido. Una de ellas: “tú nunca caminarás sola”. Al final, eso quizá es lo más importante. Nunca sabes muy bien hacia donde navegas pero si lo haces de la mano buena gente, llegas a buen puerto.

Calavera me ha regalado un marco con la foto que mejor resume los últimos cuatro años de mi vida.

Me he emocionado yo y nos hemos emocionado todos porque han sido cuatro años de felicidad compartida, salpimentada de alguna que otra maldad, aunque siempre es mejor quedarse solo con lo bueno.

Queda una semana para noche vieja y este año si va a ser el de quemar todos los viejos fantasmas y desempolvar nuevas ilusiones. Nueva ciudad, nueva casa, nuevo trabajo (si llega), nuevos amigos… Un arduo trabajo que comenzará con el año nuevo. Solo me queda decir: “Bienvenido 2011, te esperamos con los brazos abiertos”.

PD: Gracias a Jósatres por la nominación a abandonista del año pero... pinup vuelve para quedarse :D

Buscando la honestidad

Honestidad. Dícese de aquella persona decente o decorosa, recatada, razonable y justa. Para mí la honestidad es uno de los valores más importantes. Me gusta verla en los demás y, por descontado, aplicármela a mí misma. Si algo no te gusta, deja de criticarlo y aléjate. Eso mismo es lo que acabo de hacer yo.

Hace unos meses escribí un post, ese que ha estado encabezando las andanzas de pinup durante meses. Desde entonces no me había atrevido a escribir nada más porque “Toda la verdad” me dejó bastante tocada. Mucha gente me dijo que lo eliminara, que lo hiciera desaparecer del blog por las repercusiones que podía traer plasmar mi verdad tan abiertamente. Pero no fui capaz de mutilarlo. Ahí seguirá, para la posteridad, en esta plataforma digital por si a alguien algún día le resuelve alguna duda.

Desde aquel 26 de mayo he estado evitando aproximar mi tecla a este foro. No me parecía honesto criticar y seguir nadando en la misma pecera. Ahora, que he dimitido y estoy a punto de abandonar la pecera y lanzarme de cabeza al mar, me siento libre para seguir opinando.

El año está dando sus últimos coletazos y yo mientras me dedico a hacer resúmenes de lo que ha sido mi pequeño pedazo de vida en ZTV.


 TRABAJOS

 

Mientras los demás preparan sus cenas de Navidad, yo me entretengo montando el rompecabezas de lo que será mi vida a partir de ahora. Por segunda vez en cinco años, toca volver a empezar de cero.

Desaparezco de la caja tonta pero vuelvo a mis teclas. Vuelvo a pinup para seguir opinando, descubriendo, compartiendo… Pero lo mejor de todo, con la alegría de saber que sigo siendo honesta.

PACHECO

Hay veces que nos ponemos a dramatizar porque no llegamos a final de mes, o porque el tonto de turno nos ha dicho una palabra inapropiada. Hay veces que nos ahogamos en nuestras propias miserias sin intentar dimensionar lo que nos ocurre.

Como decía el otro día una compañera “nuestro problema es siempre el más importante hasta que nos llega otro peor”. Esperando que no lleguen problemas peores, y pensando en cómo capear un temporal que no va a tardar en llegar, hoy quiero dejar aquí un mensaje de optimismo y superación.

El otro día me tocó hacer un reportaje de los que dejan huella. Él es artista, habla mucho y con pasión porque cree ciegamente en lo que te cuenta. Un problema de salud lo dejó atado a una silla de ruedas que poco a poco ha ido convirtiendo en un auténtico coche de carreras. Joaquín Pacheco corre maratones y los corre con el corazón. Un día decidió que además de utilizar sus manos para hacer obras de arte, las utilizaría para girar a mil revoluciones las ruedas de su bólido. Lo ves pasar como un rayo por el parque Primo de Rivera y piensas “esa silla lleva rodando el tesón en persona”.

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Quise preguntarle muchas cosas pero Joaquín es de los que te envuelve con la palabra y al final me quedé con las ganas de alguna pregunta más. Espero tener la oportunidad de repetir. Quizá lo secuestre de nuevo entre mis dulces garras este domingo en la media maratón. Una vez más tengo que reconocer que ser periodista te da la oportunidad de meter las narices en historias que huelen a jazmín del bueno. Gran profesión, lástima que nos lo pongan tan difícil chicos.

 

Crónica de un ascenso anunciado

Estos días han pasado muchas cosas y casi todas buenas. La tiranía continúa en su sitio y los imbéciles también pero ni ellos han logrado impedir que vuelva a disfrutar trabajando.

Faltaban cinco minutos para que terminara el partido. Las gradas ya se habían convertido en una ola de alegría que rompía una y otra vez contra una cancha plagada de rojillos. Arriba en el marcador y el ascenso prácticamente consumado.

“No puede pasar hasta 3 minutos después de que el árbitro pite el final del partido”, me decía el segurata.

“Si señor, no se preocupe que nos quedamos en el túnel de vestuarios”… mentira cochina y de las gordas. En cuanto vislumbré un trocito de cancha empujé al cámara hacia la pista. “¡Graba, graba!”.

Fueron tres minutos en los que no pude apartar los ojos del público. A pie de campo veía sobre mi cabeza a 10.000 personas eufóricas, pletóricas, henchidas de felicidad. Se me escapó una enorme sonrisa, quizá de orgullo porque al fin y al cabo ese era mi equipo. El equipo al que he estado siguiendo alcachofa en mano toda la temporada.

El árbitro pitó el final y yo salté a la pista cual fierecilla indomable. Me sentí chiquitita entre los abrazos y lágrimas de los protagonistas. Durante unos instantes no dije nada, no quería romper la magia de aquel momento tan fugaz como emotivo. DP estaba en el suelo abrazado a su inseparable Elonu. Las moles caídas y bañadas en lágrimas. Edu buscó mi abrazo, quién nos iba a contar aquello hace 10 años, y yo busqué al capi. No sé si lloraba o reía, por un momento la imagen se había convertido en un enorme borrón rojo. “Estoy muy feliz de devolver al CAI al sitio que le corresponde”, decía Matías emocionado.

Ni Quinteros, ni Edu, ni Rivero, ni DP, ni Junyent, ni por supuesto mi entrañable Abós se escaparon a mi micro. Los perseguí hasta la extenuación. Quería que mi cámara dejara constancia de todo. Quién sabe si dentro de unos años algún ‘pobre’ redactor tendrá que rescatar de los archivos de ZTV estas imágenes.

 

Por si nadie rescata esas imágenes, aquí algunas curiosidades

 

Los seguimos hasta la plaza de España y allí yo cumplí mi promesa. Me llevé ese gorrito negro que tanto le gustaba al míster. “Lo volverás a ver cuando logres ascender al equipo”, le dije un día. Y ahí estaba yo gorrito en ristre rodeada de aquellas torres que saltaban, cantaban, chapoteaban en la fuente y tocaban (o mejor dicho) destrozaban un bombo.

Ayer me tocó asistir al último entrenamiento oficial de la temporada. Ya está todo el pescado vendido y los ‘chavales’ se dedicaban a hacer el ‘capullín’ tirando de medio campo. Me invadió entonces una tremenda nostalgia. Tonta nostalgia. Y es que todo ha terminado y a partir de ahora empieza otra historia que nadie sabe si será tan bonita como la de esta temporada. ‘Alguien’ me aseguraba que había sido un año duro en las entrañas del Club. Seguramente, pero para mí ha estado bien, muy bien. Veremos lo que nos depara la ACB.  

 

QUIERO

Quiero repasar tus contornos con la yema de mis sentidos,

quiero contemplar tus pupilas espejo de mis latidos,

quiero latir al compás de tus miedos

quiero escapar de tu puzle de corazones manidos.

Quiero esconderme en una ola de tu marejada,

quiero ser tempestad en tus días de calma,

quiero convertirme en el suspiro que inunda tu alma,

quiero embarcarme en tu vida,

ser la mortaja en tu última parada.

Que cada noche muera entre tus brazos,

que cada mañana me encuentre en tu regazo.

Quiero quererte, abrazarte, tenerte,

cuando no te alcancen mis manos.

 

Un acorde más

Hay canciones que la primera vez que las escuchas te ponen los pelos de punta. Muchas veces depende también de tu estado de ánimo. Si estás out una canción te puede dejar en fuera de juego en un plis. Hay muchas. Se me ocurre por ejemplo aquella de Rosana que me hundió en la más absoluta miseria ya en los primeros acordes. Pero aquí quiero dejar dos pequeños tesoros. El primero me lo regaló un amigo y juro por las zapatillas del pato Donald que me remueve las entrañas cada vez que la escucho.

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El segundo tesoro llegó vía Ávila. Gestado entre murallas por un joven muchacho al que a este paso no voy a tener el placer de conocer. Entre susurros descifras una letra que cala hondo, temerosa ante un cenizo destino que siempre nos obliga a despedirnos tarde o temprano de los que más queremos. Me gustaba en su voz y ahora la escucho en la de Sergio Dalma y también me gusta. Eso sí, el mérito siempre para Marazu que fue el que pasó la noche en vela acunando y mimando a “miedo”.

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Parece mentira que de una ciudad tan pequeña puedan salir talentos tan grandes. Será que desayunan mucho Isostar. En el mundo hay mucho mediocre pero gracias a dios hay personas que mantienen el listón alto.

 

Un amor imposible

No recuerdo el día que decidí empezar a jugar a baloncesto, era demasiado pequeña. Seguramente la decisión la tomaron por mí. Seguramente no supe si aquello me gustaba o no hasta varios años después. Mis padres creían, con acierto, que la niña crecería mejor rodeada de deporte, balones, amigos de los que se hacen en las canchas. Por eso de chiquitilla juagaba a tenis, a baloncesto, entrenaba a natación y en invierno me apuntaban a cursillos de esquí.

Las primeras imágenes que me vienen a la cabeza con un balón de básquet  son en Compañía de María. Una niña pequeña, más bien bajita, con una coleta rubia a un lado atada con ese lazo de todo menos discreto. No me gustaba meterme en follones. Me daba la sensación de que el resto de las niñas eran más fuertes que yo, por eso cuando el árbitro pitaba eso de ‘lucha’ nunca me pillaba por el medio. Pero los años pasaron, la niña creció un poco, fue dejando uno a uno el resto de los deportes y se quedó con el baloncesto.

En Compañía entrenábamos tres días a la semana al aire libre. En invierno pasábamos mucho frío y en verano te puedes imaginar… El suelo era de gravilla y cada caída significaba un escorchón que duraba varias semanas. A los 13 o 14, me ficharon en el Casablanca y pasé del azul al verde. Fue por aquel entonces cuando hicieron el pabellón cubierto en Compañía, ¡a buenas horas!

Habían sido buenos tiempos para el baloncesto en Zaragoza. Cuantas mañanas nos dejamos la garganta en la Granja animando a las chicas del Banco Zaragozano y en un nuevísimo Príncipe Felipe animando al legendario CAI Zaragoza.

En el Casablanca comenzó una nueva etapa que dejó alguna amiga que hoy en día sigue dando guerra e incluso haciendo de celestina. Seguíamos entrenado al aire libre, pero pasamos de la gravilla al cemento. Ya no era la más bajita, pero ahí estaba la coleta rubia ladeada atada con una goma a juego con la raya de los calcetines. Ganamos ligas, trofeos y acumulamos un largo etcétera de buenos momentos. El CAI Zaragoza desapareció, por esos designios de la vida dejé el baloncesto y el Stadium decidió construir un pabellón cubierto, ¡a buenas horas!

Fueron los siguientes unos años alejada de las canchas. La niña ya no era tan niña, ya no llevaba coleta. Zaragoza ya no tenía equipo en ACB, tampoco el baloncesto femenino estaba demasiado boyante. Tan solo los buenos momentos con el Hispano C. Helios mitigaban un poco esa sensación de pérdida.

Por eso, hace 8 años, cuando salió adelante el nuevo proyecto del CAI Zaragoza fuimos muchos los que recuperamos un trocito de nuestra esencia. Por supuesto, me hice socia.

La primera temporada éramos Pin y Pon, el pack, y nuestros lazos con el CAI se estrecharon en la línea de… ‘juventud divino tesoro’. Los viernes eran día de partido, cena y copa (muchas veces con ellos). Y así fue durante varios años. Seguro que en aquella época nos dedicaban algún que otro triple. La furia rojilla me costó muchas lágrimas y me regaló también alegrías, la más grande, el día del ascenso.

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Ese día, había pasado ya de aficionada a periodista deportiva, lo que son las cosas. Para aquel entonces, había pasado de sentarme en la última fila a seguir los partidos desde las butacas de prensa. Fui a la fiesta de ascenso, quizá en memoria de la citada ‘juventud divino tesoro’. Pero la alegría duró 365 días, lo que le costó al CAI volver de nuevo a la LEB. Así que seguimos sufriendo, ahora entre las cámaras de televisión, encima del palco. Pero es muy posible que este viernes repitamos fiesta, repitamos lágrimas de alegría, repitamos ascenso. Porque mi historia con el baloncesto viene de largo y porque quedan muchas páginas todavía por escribir. Ahora tocan páginas de gloria. Las vacas flacas…mejor las dejamos para la economía, ¿o no?

 

 

Uno es de donde nace

Todo el mundo tiene un lugar que le recuerda a los aromas de la niñez. Un pedazo de tierra en el que has crecido, soñado, aprendido y hasta quizá odiado. Yo lo tengo y este fin de semana he regresado a él por motivos laborales. Y bendita mi suerte porque trabajar allí es trabajar en casa.

En el Stadium Casablanca me enseñaron a jugar al baloncesto, a trabajar en equipo, a buscarme la vida y forjar mi propio grupo de amigos. Allí he compartido trocitos de mi vida con esas personas importantes que han marcado mi camino. En la piscina mixta –reminiscencias de los curas- teníamos nuestro propio pino y ojo el que osara extender la toalla en nuestro arbolito…Teníamos nuestra cancha de basket, al aire libre, porque éramos mujeres valientes. Teníamos nuestra mesa en la sala social. Cuantas escobas barridas por el viento del tiempo (y estamos hablando de cartas).

Las fotos lo dicen todo. Tengo álbumes de aquellos tiempos en los que las analógicas imperaban en el reino de los vivos. Fotos de cuando era un mico, una jovencita y hasta de cuando empecé a peinar canas –y eso es un decir- Precisamente esto es lo que me vino a la cabeza este fin de semana.

Se celebraba la 24 edición de Trofeo Cesaraugusta. Y allí estaba yo, alcachofa en mano haciendo lo que mejor se me da; revolucionar el cotarro, entrevistar a todo el mundo y convertirlo en algo que merezca la pena en mi particular fábrica de ilusiones. Y recordé que yo he vivido ese torneo desde prismas tan diferentes que parece mentira que la vida pueda dar tantas vueltas.

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Creo visualizar entre mis recuerdos a una infantil Adriana entre el público viendo jugar a un tal Raúl González, un crack decían. Pocos años después, y convertida en lo más parecido a una ‘pollita’ (como dice mi padre) me pusieron un chándal rojo de ‘coca cola’ y fui azafata del Trofeo. Mi labor era dar donuts a los jugadores y ponerles las medallas. Ser azafata no es la panacea pero tengo que reconocer que lo pasábamos bien. Ahora, años después, regreso para que todo el mundo pueda ver a través del ojo de mi cámara lo que yo he visto durante tantos años. Y me doy cuenta ya no soy la hija del Arpa, ahora el Arpa es el padre de Adriana, lo que son las cosas.

Trabajar el fin de semana es una puñeta. Cobrar una miseria por trabajar el fin de semana son dos puñetas. Estar en la apolillada caja tonta local son tres puñetas y media. Pero tener la oportunidad de difundir a los pocos que nos vean las bondades del Club que me vio nacer bien vale una guerra.

 

Un frío reparador

Hoy lo he visto claro. Tenemos una facilidad asombrosa para adaptarnos a aquellas situaciones que mejoran lo vivido. Lo peor es que nos quedamos sin memoria y lo que ayer hubiera sido un regalo del cielo hoy pierde todo su valor. Esta mañana Barcelona se ha paralizado por una caprichosa nevada, casi casi primaveral. Zaragoza ha amanecido congelada. Sí, se nos han congelado las ideas y la ciercera se las ha llevado a territorio comanche. A ver quién es el chulo que las recupera ahora…

El caso es que hoy hemos pasado frío, mucho frío y nos ha cogido de nuevas. Será que ya nadie recuerda que no hace tanto Zaragoza era un congelador de noviembre a abril. Pero claro, cuatro días de vino y rosas y aquello queda entre la bruma de la posguerra.

Estaba en edad de merecer –universitaria si no me equivoco- cuando un día asomé la nariz por la ventana y vi aquello de -10 grados. “Mamá, yo no salgo de casa. Mi temperatura corporal no tolera esos menesteres”, decía yo a la par que me acurrucaba entre las sábanas y me perdía en ellas media hora más. Y eso que en aquella época, y en vista de que la rivera del Ebro siempre prometía inviernos duros, tenía un abrigo de pelos al que llamaban sou sou. Era como un perro lanudo convertido en abrigo, o quizá como una cabra de monte (sintética, por supuesto) que generalmente, cuando me soltaba la melena, se confundía con mi pelo. Mítico aquel sou sou que vivió tremendos inviernos de semanas enteras bajo cero.

Ahora los hijos de la Play apuesto a que no saben lo que es un chupón. Yo los he visto, colgando de las fuentes, de las marquesinas, de clandestinos recovecos… Hoy los chupones se nos escurren entre las manos convertidos en ríos agua. Ya no patinamos en los charcos helados, ni nos ponemos doble pantalón para sobrevivir a noches gélidas, al menos en la rivera del Ebro. Y sin embargo hoy los termómetros han tonteado y a punto hemos estado de sufrir un infarto. ¿Por qué? Porque no nos acordamos de que un día un tiempo pasado fue algo peor.

Aquí dejo un pequeño recuerdo de algún  tiempo pasado.......

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Lo mismo nos ocurre con nuestro trabajo, con nuestra casa, con el plato que nos ponen sobre la mesa… nos puede ocurrir con casi cualquier cosa  porque no tenemos memoria. Hoy he recordado que antes hacía más frío. Hoy he recordado muchas cosas y he sonreído. Quizá no estamos tan mal, ¿no?.  

 

Corazón rojillo

Dicen que una imagen vale más que mil palabras así que hoy la cosa va de imágenes dedicadas a todos los corazones rojillos del planeta.

Larga vida al CAI Zaragoza.

 

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De vuelta a casa

Hacía mucho que no me acercaba a la tecla.  Quizá por eso que dicen de que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. ¿Para qué compartirte con el mundo? O quizá es que él no podía acercarse por aquí. La vista nublada por una maldita catarata y un ordenador estropeado. O quizá es que como poeta mediocre que soy, mi pluma se quedó sin tinta. Hoy enjuago mis ideas en el tintero y aquí estoy, de vuelta, con más de un manchurrón emborronando esa felicidad que tanto les fastidia a algunos.

Once días seguidos sin detener la fábrica de noticias…aunque ya debería estar acostumbrada, la cosa va para tres años, y cuando por fin apretamos la tecla de stop…se nos cae el castillo de naipes. Poco dinero, mucho trabajo, mala leche que ahogamos en más de un café y sobre todo decepción ante la historia que nos está tocando vivir. Hoy me he visto suplicando por hacer guardias, por echar más horas entre editores y alcachofas y es que por mucho que corramos, el dinero nunca llega. Somos la generación Ni Ni, la de los másteres mileuristas (eso los que tienen suerte), la de ‘pon el culo, estamos en crisis’. Pero gracias a dios, de vez en cuando, ALGUIEN (¿lo he puesto con mayúsculas??) nos recuerda eso de “You only live once”. Cuesta tragarse la rabia, cuesta dar el puñetazo en la mesa, quizá porque hoy en día las mesas ya solo tienen tres patas y si golpeas te caes con todo el equipo. Y creerme, quedan pocos CARPINTEROS, con mayúsculas, en los que confiar de verdad.

Por eso, hoy he pasado varias horas con cara de idiota escuchando documentos sonoros que te alegran la vida.

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Que para desgracias ya tenemos al del despacho de alado, a la estirada envidiosa, al caprichoso don destino que nos coloca lejos lo que nos hace felices.

Ayer tuve mi minuto, no de gloria sino de fugaz felicidad, con el gran Darren Phillip y su colega Junior. Los americanos del CAI nos hicieron reír y me hicieron disfrutar de mi trabajo por primera vez en varias semanas. Quizá he nacido para hacer reír y estoy perdiendo el tiempo, quién sabe. Hoy he sonreído a las 9.17, cuando el gran Isidro ha marcado el número de teléfono del día. Y sigo sonriendo ahora, porque he recuperado la ilusión por romper el silencio.

 

 

Terminé la noche con Noriega

Era una de esas noches en las que  es mejor no tomar decisiones, manda exclusivamente el espíritu. Lo único indiscutible era que debíamos recalar en ‘La Campana de los Perdidos’, lugar de culto para pequeños conciertos y músicos amantes del acústico. Me acompañaba una rubia de las de quitar el hipo, de las que rompen moldes, de las que siempre marcan tu camino. Esa noche el camino nos llevó a bajar unas escaleras y a intercambiar una mirada curiosa con un tipo de barbas que apuraba una copa junto a la barra.

“Hola”

“Hola”

“¿Qué tal tu pierna?”

“Ya ves, ya no está escayolada”

“¿Quién es este tío?”, me pregunta ella tan indiscreta como siempre.

“Es el cantante leñe, el cantante…”

Le reclaman en ese pequeño escenario que no tardaría en convertir en un auténtico pedestal. El pedestal en el que tengo a este muchacho de Barcelona, arrollador, simpático y ante todo artistazo. Tercera vez que lo veía así, en directo, guitarra en mano y con sus cuerdas vocales a disposición de esos temas con los que he conciliado sueños y pesadillas. Zaragoza, Barcelona y otra vez Zaragoza. En esta ocasión me dediqué a disfrutar.  

Entre ‘Supongos’ y ‘Nieves en la ventana’ nos encontramos con Noriega, que al fin le acompañaba. El Quijote de la prosa y su inseparable Sancho Panza. Así, en aquella bodega musical, Rafita se soltó y estuvo más ocurrente que nunca. O quizá como siempre. Rafita es así. Se metió al público en el bolsillo con sus histriónicas historietas. Este genio de andar por casa nos tenía a todos en un ¡Ay! cuando se lanzó con ese tema nuevo compuesto entre escayolas…

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(Una de las risas que se oye de fondo es mía...)

No rompió el hielo, pero ni falta que hizo. Durante más de dos horas se hizo con un arsenal de canciones que tatarearon al unísono  marujas (con perdón), horteras, adolescentes e incluso un par de góticos al más puro estilo ‘entrevista con el vampiro’.

La media noche nos sorprendió ‘Persiguiendo a la luna’ e hipnotizados por este brujo dueño de sentimientos canallas. ¿O no? ¿O es todo fachada? Ya lo decía él en la entrevista que le hice hace casi un año…

Sonaron los últimos acordes y la rubia de oro y yo nos desgastamos las manos de tanto aplaudir. ¡Ay, Rafita que bien te veo! Sorpresa cuando el Boss baja del pedestal y se nos acerca.

“¿Qué os ha parecido?”. Rafita insistiendo

Mejor no decirle lo que nos parece no vayamos a espantarlo. Parece un chico sensible.

“Solo te digo que cuando la bodeguilla de paso a los estadios no cambies tío, no cambies”. Me niego a compartir este descubrimiento con el resto del mundo.

Aunque parezca mentira Rafa se queda un ratito con nosotras y como en la mejor de sus canciones nos invita a un chupito de Baylis. No recuerdo por qué brindamos. ¿Por Nueva York? ¿Por Julia Roberts? Y tampoco recuerdo cómo ni por qué terminé la noche con él y con Noriega. Nos sentamos en su mesa y compartimos dos horas de secretos confesables. Sé que si se hace rico se comprará una máquina de tabaco para su casa y otra de exprimir naranjas como las de los bares (pero no se lo digáis a nadie). Sé cuáles son sus teorías si todas las mujeres del mundo estuvieran un año sin orgasmos (estas no os las cuento, no quiero matar al mito). Y sé que es un chaval sensacional, que canta de miedo, tiene alma de poeta y todavía camina con los pies en el suelo. Ahora le toca caminar por Gijón, San Sebastián, Sudamérica… Mucha suerte Rafita y nos vemos en Madrid.  

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La mochila

El otro día fui al cine a ver la peli “Up in  the air”. Dos cosas me llamaron la atención. ¿La realidad está cambiando? Por primera vez en la vida salí diciendo “Menuda cabrona” en lugar de “Qué cabrón”. ¿Ahora resulta que son ellas las que dan el golpe de efecto? ¿Son ellas las que dejan hundido al prota? ¿Son ellas las malas de la peli? Antes la pobre chica siempre salía mal parada en manos del canalla de turno. Ahora el canalla de turno se pone la piel de cordero y termina más esquilado que la ovejita Dolly.

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Chicos, cuidado porque hoy en día las féminas llevan pantalones y no salen de casa sin la escopeta cargada. Cierto que yo últimamente he dejado la artillería debajo de la cama y salgo de casa totalmente desarmada.

Lo segundo que me llamó la atención fueron los argumentos de George Clooney en sus oratorias. “Coge tu mochila, mete en ella todo lo que tienes; amigos, familia, pareja, tu casa, el coche…. ¿Pesa verdad? Pues vacíala y comienza de nuevo”. Menuda locura. Pues hay gente que lo hace. Yo lo hice. Un amigo me contaba esta mañana que va a hacerlo. Y la verdad es que da vértigo pero luego te sientes con más energía que nunca. Tú contra el mundo.

Suerte a todos los que estén ahora en ese brete. Yo de momento seguiré viendo pelis con la mochila bien llenita.

 

Una alcachofa, una sonrisa

En días en los que no me apetece hablar, en los que soy incapaz de escribir porque si lo hago cada palabra pierde su sentido, sólo me queda un arma con la que enfrentarme al mundo, la alcachofa. Fiel amiga y compañera en los mejores y peores momentos, a ti me debo. El otro día nos dejaron salir otra vez a la calle, como en los viejos tiempos. Volvimos a sentir el cariño de la gente y a sonreír con las ocurrencias de ese ‘yo’ anónimo que de repente se convierte en el gran protagonista. Ojalá nos dejaran hacerlo más a menudo querida. Ojalá no existiera la envidia. Ojalá el dinero no manejara los cauces de nuestro destino.

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Chao publi

2 de enero del 2010. Comienza una nueva era y vaya si lo hace. Ayer televisión española empezó por fin a emitir su programación sin anuncios publicitarios. Ahora, si tienes ganas de hacer pipí no hay más remedio que esperar al final de la peli. Consternada comprobé cómo esta novedad alterará nuestros biorritmos en lo que nos resta de vida. Antes, la sesión de tarde empezaba a las 16.00. Hasta las 18.00 sabías que no había cambio de tercio. Ayer, a las 17.35 empezaba la segunda película de la tarde. Y me di cuenta de que echaba de menos esos latosos minutos de basura a veces, de cuerpos espectaculares otras, de imágenes bien pensadas -no demasiado a menudo-… En definitiva, echaba de menos la publicidad. Tantos años maldiciéndote y ahora te extraño. Pasa siempre. Uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde.

  

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Tras ver este derroche de nostalgia me han salido unas cuantas arrugas más (las canas las dejo para otros). Yo tuve ese armario de la Nancy y ese ‘come cocos’ de Atari… ¿Qué sería del aquel negrito del África tropical sin la publicidad? Poco a poco nos despojan de nuestras más amadas posesiones, ¡qué calamidad!

Aunque supongo que nos veremos abocados a la fase 2…

 

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Sea como fuere…descanse en PAZ…

Amigos, tengan el bocata preparado, las necesidades primarias cubiertas y las llamadas telefónicas, sms, o mensajes vía Facebook hechos antes de sentarse ante la caja tonta. La nueva era ha comenzado.

Bye Bye 2009

Hace exactamente un año Papá Noel me regaló un portátil.  Aquella fue la excusa perfecta para retomar ese blog que llevaba más de un año enterrado entre miles de páginas de Internet. No fue complicado volver a la tecla. No fue difícil sacar a relucir mi fina ironía y dar rienda suelta a mis llamémoslos ‘pensamientos’. El rosa ‘pinup’ se mantuvo, la esencia también, aunque yo ya no era la misma. Ya no era aquella chica soñadora que abría un blog y decía aquello de…

Cuantas veces deseé identificarme con una acreditación de periodista y tener un hueco en un periódico en el que escribir ALGO! Pues esta tarde me esperan mi silla y mi mesa en el Heraldo de Aragón. Quizá dentro de no mucho alguna de las crónicas del CAI Zaragoza (funesto equipo esta temporada) lleve mi firma!!!

Había llovido mucho. Algunos sueños hechos realidad, hubo crónicas del CAI con mi firma, otros por cumplir y un complicado camino por delante.

Ahora, que el 2009 parece que nos dice ‘adiós’, me da por releer y me alegro de cada una de mis letras. No ha sido un año fácil por muchos motivos pero le hemos echado el capote, lo hemos toreado y apuntito estoy de sacar los pañuelos blancos.

Entre fotos y recuerdos lo he visto claro. Hemos sufrido, reído, amado, llorado. Muchas caras, la mayoría nuevas, me han acompañado en esta trepidante aventura. Las de siempre tampoco se han movido de mi lado. A unos y a otros, gracias.

Quedan muchas cosas por hacer. El 2010 me ha prometido aterrizar más bondadoso y con menos mala leche. Tendremos más pasta, menos estrés, más tiempo libre, muuuuucha salud… Y si no es así, seguiremos escribiendo nuestras miserias en algún lugar. Que más vale pluma en mano que pichón volando.

Seguramente el anillo de oro en la copa de cava cerrará este ciclo. Lo hará con una promesa, con un nuevo sueño en ciernes, con una sonrisa velada. Lo hará con la luna en mis retinas, como siempre. Hasta el 2010.

Noche de paz, noche de humor

Aquí estamos, inmersos en otras Navidades que han descargado toda su furia, en forma de lluvia, sobre mi cabeza. La Ciudad Condal no ha parado de lloriquear.  Un berrinche por aquí, otro por allá y la menda empapada todo el día. Eso sí, nadie ha perdido la sonrisa.

14 capítulos seguidos de Sexo en Nueva York bien merecen un aplauso, o varios. La reina de Aribau Palace y yo asistimos impertérritas a varias sesiones de crítica constructiva de la mano de Carrie.

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Mmmmm, ella es periodista, aprovecha el reflejo de la luz de la luna en la pantalla de ordenador para garabatear, gran sentido del humor, soñadora, rubia, pelo rizado… me suena. Con ella disfrutamos de la sátira irónica que deja a los hombres a la altura del betún. Con ella nos emborrachamos de esa penumbra buscada para días de vino y rosas. Pero estábamos en Barcelona y había que dar la luz. Bastó un cruce de miradas y… música maestro.

 

Este año tocaba visitar el parque Güell (grades recuerdos entre piedras de colores), pasear por las Ramblas, visitar el Bosque de las Hadas, beber de Canaletas y pasar a saludar por el Xampanyet (lugar imprescindible en cada una de mis aproximaciones a Barna).

También tocaba subirse al ‘Bus Turistic’. Durante unas horas, la lluvia nos dio una prórroga y entre italianos, franceses y, sobre todo, japoneses me amarré a la barandilla de los asientos descapotados. No era mi pitufo pero… Allí, a mi lado, había un japonés minúsculo, con una enorme cámara de fotos. El pocket man se encargó de destrozar la intimidad de absolutamente todos los rincones de esa ciudad que se escapaba a 50 por hora. Se nos escapaba a todos menos a él. ¡Cuánta foto para tan poco ojo!, pensé yo.

 

Y el viaje continuó a pie, en taxi e incluso a lomos de la melodía de los hermanos Cano. Y es que un poquito de sana nostalgia nunca viene mal.

 

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Pero ya estamos de vuelta a la rivera del Ebro. Zaragoza también lloriquea y a mi siguen sin gustarme las Navidades. Hoy, echaremos de menos a los que no están y brindaremos por la paz en el mundo. Hoy nos pondremos como cebones y pasaremos la mano por el lomo a ese/a que tantas arcadas nos provoca el resto del año. Hoy es el día de la hipocresía supina, no para todos, quizá si para la mayoría. Hoy pondré por una vez ZTV, a ver si este año también nos recetan mucho romero. Feliz Navidad.