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Un amor imposible

No recuerdo el día que decidí empezar a jugar a baloncesto, era demasiado pequeña. Seguramente la decisión la tomaron por mí. Seguramente no supe si aquello me gustaba o no hasta varios años después. Mis padres creían, con acierto, que la niña crecería mejor rodeada de deporte, balones, amigos de los que se hacen en las canchas. Por eso de chiquitilla juagaba a tenis, a baloncesto, entrenaba a natación y en invierno me apuntaban a cursillos de esquí.

Las primeras imágenes que me vienen a la cabeza con un balón de básquet  son en Compañía de María. Una niña pequeña, más bien bajita, con una coleta rubia a un lado atada con ese lazo de todo menos discreto. No me gustaba meterme en follones. Me daba la sensación de que el resto de las niñas eran más fuertes que yo, por eso cuando el árbitro pitaba eso de ‘lucha’ nunca me pillaba por el medio. Pero los años pasaron, la niña creció un poco, fue dejando uno a uno el resto de los deportes y se quedó con el baloncesto.

En Compañía entrenábamos tres días a la semana al aire libre. En invierno pasábamos mucho frío y en verano te puedes imaginar… El suelo era de gravilla y cada caída significaba un escorchón que duraba varias semanas. A los 13 o 14, me ficharon en el Casablanca y pasé del azul al verde. Fue por aquel entonces cuando hicieron el pabellón cubierto en Compañía, ¡a buenas horas!

Habían sido buenos tiempos para el baloncesto en Zaragoza. Cuantas mañanas nos dejamos la garganta en la Granja animando a las chicas del Banco Zaragozano y en un nuevísimo Príncipe Felipe animando al legendario CAI Zaragoza.

En el Casablanca comenzó una nueva etapa que dejó alguna amiga que hoy en día sigue dando guerra e incluso haciendo de celestina. Seguíamos entrenado al aire libre, pero pasamos de la gravilla al cemento. Ya no era la más bajita, pero ahí estaba la coleta rubia ladeada atada con una goma a juego con la raya de los calcetines. Ganamos ligas, trofeos y acumulamos un largo etcétera de buenos momentos. El CAI Zaragoza desapareció, por esos designios de la vida dejé el baloncesto y el Stadium decidió construir un pabellón cubierto, ¡a buenas horas!

Fueron los siguientes unos años alejada de las canchas. La niña ya no era tan niña, ya no llevaba coleta. Zaragoza ya no tenía equipo en ACB, tampoco el baloncesto femenino estaba demasiado boyante. Tan solo los buenos momentos con el Hispano C. Helios mitigaban un poco esa sensación de pérdida.

Por eso, hace 8 años, cuando salió adelante el nuevo proyecto del CAI Zaragoza fuimos muchos los que recuperamos un trocito de nuestra esencia. Por supuesto, me hice socia.

La primera temporada éramos Pin y Pon, el pack, y nuestros lazos con el CAI se estrecharon en la línea de… ‘juventud divino tesoro’. Los viernes eran día de partido, cena y copa (muchas veces con ellos). Y así fue durante varios años. Seguro que en aquella época nos dedicaban algún que otro triple. La furia rojilla me costó muchas lágrimas y me regaló también alegrías, la más grande, el día del ascenso.

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Ese día, había pasado ya de aficionada a periodista deportiva, lo que son las cosas. Para aquel entonces, había pasado de sentarme en la última fila a seguir los partidos desde las butacas de prensa. Fui a la fiesta de ascenso, quizá en memoria de la citada ‘juventud divino tesoro’. Pero la alegría duró 365 días, lo que le costó al CAI volver de nuevo a la LEB. Así que seguimos sufriendo, ahora entre las cámaras de televisión, encima del palco. Pero es muy posible que este viernes repitamos fiesta, repitamos lágrimas de alegría, repitamos ascenso. Porque mi historia con el baloncesto viene de largo y porque quedan muchas páginas todavía por escribir. Ahora tocan páginas de gloria. Las vacas flacas…mejor las dejamos para la economía, ¿o no?

 

 

1 comentario

Smi -

Desde "currutaca" se te inculcó el amor por los deportes,daba igual el que fuese, estabas con los "enanos" en La Rinconada o Tobazo en Candanchu, como en la piscina o pistas del Casablanca.
En basket empezaste en Compañía, eras una tia cachonda corriendo con tu coleta por la pista; pero si habia leña tu desaparecias. Buenos años y buenas amistades aquellas del Casablanca.
Tu amor por el baloncesto y el CAI viene de lejos por eso ánimo que pronto estaremos en ACB
Besiiiiitos.