Living living y living
En las últimas 48 horas he aprendido a hacer funambulismo y he disparado por primera vez una escopeta (sin fines bélicos, no asustarse). En las últimas 48 horas he dado de comer a una manada de elefantes y me han explicado los entresijos de los campamentos de refugiados saharauis. He descapotado mi coche en pleno mes de diciembre, he dejado que la luna se colara por las rendijas de mi locura y que la noche bañara mis mejillas a 120 por hora. Queen ha cantado para nosotros, sin diesel en la reserva. Bendita inconsciencia. Peter Pan nos ha hecho regresar al mundo de nunca jamás y es que yo nunca nunca… dejaré de sacarte jugo, amiga.
Campanilla es estos días mi compañera de viaje. Con ella seguiré volando entre tus sueños porque para realidades ya tenemos a Zapatero, a Aznar (ahora sin bigote, con cara de marmota) y a los chupópteros que nos sacan los cuartos cada día –para qué dar nombres-
Esta mañana he aprendido que puedes tener 10 años, ser gitano y pertenecer a las llamadas clases marginales y a la vez ser un pequeño sabio. Los niños del Ramiro Solans nos lanzaban sus mensajes en el reportaje de hoy: “Lucha, pelea para seguir siempre adelante. Estudia, lábrate un futuro. Respeta a los que te rodean”. Nos han dado una pequeña lección de humildad y sana tozudez.
Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo…los clásicos de una vida aprovechada. Vamos a discrepar. Cansada y agotada (esta semana está siendo especialmente dura) me atrevo a asegurar que a día de hoy sigo aprendiendo a no desperdiciar el tiempo. Hace unos días nos sobrevolaba la malvada sombra del estancamiento. Vamos a desterrarla.
Me he puesto una chaqueta de lentejuelas fuxia y he hecho las veces de maestra de ceremonias circense. He reído, abrazado. He hecho reír, me han abrazado. ¿En serio estamos ya en Navidad?
Las navidades continúan con su implacable invasión. No pasa nada. Amortiguaré el taladreo de los villancicos con canciones de Fito, Pereza, Calamaro o Quique González. Y cambiaré las maltrechas luces de Zaragoza por otras más brillantes, junto al mar mediterráneo.
PD: Este fin de semana me encomiendo a San Marcelino. Por favor, mesura, tranquilidad y pocos sobresaltos...que estoy con el ralenti puesto.