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OTRO MÁS

Empacho de polvorones solemos decir cuando llegan las navidades. Insolación, en el mes de agosto cuando Lorenzo pega fuerte. Pero nos plantamos en las fiestas del Pilar y la sobredosis puede llegar a extenderse a muchos ámbitos… Esta virgen nuestra es capaz de terminar con el más pintado.

A mí este año me ha tocado trabajar, como el pasado. En realidad como todos los años desde que decidí abandonar el maravilloso mundo de la química y probar suerte en esta jungla de víboras. Y una vez más me di cuenta de que camino por donde debo –quizá no por donde me conviene, pero sí por donde debo-. Creo que volví a verlo claro cuando me intuí corriendo, junto a un centenar de críos, delante de los cabezudos.

 

“¿Cuál es tu preferido?...Vamos todos juntos a cantarle la canción a ver sin nos encorre”… Termino con un puñado de niños cantando eso de “Al Berrugón le picaron los mosquitos….” Y llego a la tele más contenta que chupillas con mi documento gráfico.

 

La historia se repite el día de la ofrenda de flores. Seguramente a cualquiera le reventaría las entrañas tener que currar toda la mañana entre la marabunta de gente. Me pierdo el tradicional vermú, me pierdo las cervezas pre y post ‘floreo a la virgen’ pero he hecho algo más productivo, creo. Le he contado a todos los que me quieran escuchar cómo se ha vivido desde dentro uno de los días más emblemáticos en esta ciudad.

Un ‘gracias, de no ser por vosotros me lo habría perdido’ me vale. Además, agradezco que en esta ocasión no me hicieran disfrazarme de baturra delante de ese objetivo traidor que inmortaliza todos y cada uno de lo momentos que secuestra, casi siempre, a traición.

 

Trabajar, trabajar y trabajar y la verdad es que este año no salí demasiado. He de hacer un brindis por el siempre espectacular Calamaro, que logró embaucarme, enamorarme e hipnotizarme durante hora y media. Dejó volar su ‘Paloma’ y se me pusieron los pelos de punta. Casi me quita la vida con sus ‘Crímenes Perfectos’. Ya lo sabes, siempre tuya Andrés y de él (pero eso no se lo cuentes a nadie).

 

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Este año no fuimos a la fiesta de la cerveza, no me embarré las botas en Interpeñas y a las ferias solo fui a hacer el reportaje de rigor. Los fuegos artificiales los escuché bajo la mantita, en el calor de mi pequeña mansión. Y pasaron otros Pilares. ¿Cuántos van? Prefiero no contarlos.  

Hoy ya estamos otra vez en la rutina de octubre. Tocaba el Transpirenaico. ¿Qué tocará mañana? Prefiero no saberlo.

2 comentarios

Smi -

A esto se le llama VOCACION.Suerte y fuerza para seguir adelante.

elprincipiodelfin -

Pero han sido los primeros q hemos vivido juntas, así q tan malos no han sido ;)