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Una noche en oro y ... ¿plata?

Ayer a las diez de la noche mis energías eran más bien escasas (es lo que tiene ir a trabajar casi casi de empalmada). Cuando sonó el teléfono me había quedado frita encima de la cama, con botas y vestido incluidos, por supuesto.

“Va, espabila, hemos quedado a y media en la puerta y no podemos retrasarnos mucho que se montan unas colas impresionantes”. Tuve la tentación de colgar y seguir durmiendo, pero me pudo la curiosidad.

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Efectivamente, la puerta parecía un panel de rica miel plagado de abejorros. Dicen que los yayos de los pueblos colindantes se cogen autobuses para ver en primera fila el espectáculo de “El Plata”, me lo creo. Pero hubo suerte y, aunque algo escorados, pudimos encontrar cuatro sillas.

Recuerdo cuando hace algo más de un año vino Bigas Luna a la inauguración y a presentar la programación de este cabaret. Yo estaba allí, trabajando como siempre. Me pareció una propuesta arriesgada para esta ciudad algo estrecha de miras –que los maños me perdonen- y dudé de su longevidad. O es un bombazo o se va al garete en un par de meses, pensé.

El caso es que hice la información de la reapertura del “El Plata” pero nunca tuve la oportunidad de ir. Ha habido tan pocos instantes para el ocio que hasta ayer no tuve ocasión.

“Fíjate, han puesto la misma palmera que tenía en sus años dorados”, decía mi madre. Y es que la generación que vio la luz en los 40’as y 50’as debió de crecer con los striptease de este lugar en las retinas…

La camarera me trajo una ambar, se hizo la noche junto a la palmera y comenzaron a sonar los primeros acordes.

“Mira, esa señora –una mujer con un corpiño que dejaba poco a la imaginación y que cantaba sobre el escenario- es empresaria y de noche viene al plata a hacer su número”. “La de la danza del vientre es marroquí y es bailarina profesional”… Y así, más de una hora de espectáculo. Desfilaron por delante de  nosotros patinadores, chicos con falditas escocesas, la chica del Hula Hoop, estripers, cantantes… Me gustó, me reí. Era algo así como retroceder a las películas de Pajares y Esteso en las que lo requiriese o no el guión la chica de turno siempre acababa enseñando las tetas. Aunque en “El Plata” el guión sí lo requiere, faltaría más.

En conclusión, este Plata que llevaba 16 años cerrado y que había caído en el más absoluto olvido, al final ha vuelto para dar la campanada. Este Bigas en un genio visionario…

Tendré que volver pero la próxima vez me adelantaré al resto de abejorros para tener el escenario un poco más cerquita. Las faldas escocesas  quedaron demasiado lejos, si…  

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