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Trazos y más trazos

“Hija, que buena cara tienes. Se te han ido los granos y ese tono gris que tenías hace unos meses”, me decía mi madre hace un rato. Y eso que hoy es día de ojeras. La noche ha sido de risas, dardos y algo de gin y no hubo lugar para el reposo. En realidad, la semana entera ha sido de ojeras ya que por diversos motivos no he logrado dormir lo que mandan los cánones saludables. Pero a pesar de las ojeras, va a ser verdad que mis mejillas irradian buen karma. La cara es el espejo del alma, dicen, y mi alma ahora intenta sobrevolar terrenos menos abruptos.

A mediodía he salido a esa calle peatonal que me recarga las pilas cada mañana y el sol me ha recibido con un caluroso abrazo. A mi izquierda una mujer agazapada junto a un portal acariciando un violín. De sus caricias salía una bonita melodía que me ha hecho detenerme y pensar en esas pequeñas cosas de la vida.

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A mi derecha un hombre estatua de mirada perdida. Muy quieto, imperturbable…también él ha activado mis neuronas. ¿Aprovechamos realmente cada uno de los segundos que nos regalan? La violinista y el hombre estatua, ¿qué les ha llevado a mi calle peatonal? ¿La necesidad quizá? Ellos han sido los primeros trazos del cuadro que he pintado en mi cabeza esta mañana. Pero mis pinceles han seguido trabajando…

 

Me cuelgo de su pelo, me engancho de su miel,
me encuentro con mi hada, que esta loca también,
he vuelto a la andadas, he vuelto a enloquecer
lo vi escrito en la luna......

 

Una volada de aire ha revuelto mis ya de por si despeinados rizos. ‘Parece que el otoño llamará uno de esto días a la puerta’, he pensado y por primera vez me he dado cuenta de que no me importa que los días acorten. No me importa que las estrellas nos roben las noches de verano. No me importa sentir escalofríos porque sé que siempre habrá una manta cerca para abrigar mis deseos.

He continuado caminando y he mirado a los ojos a cada una de las personas que se han cruzado en mi camino. A veces lo hago, escudriño sus mentes para ver si saco algo de provecho. “¿Eres feliz?, ¿haces lo que deseas?, ¿has sido ya presa del nihilismo?, ¿o eres tan mediocre que ni te has parado a pensarlo?

Entonces me he cruzado con una pareja que se besaba apasionadamente junto a una farola (recién pintada, por cierto). Sin ánimo de vouyerismo también los he observado. ¿Sois felices? ¿Tiene vuestra historia fecha de caducidad como tantas y tantas?

 

Al llegar a la parada del autobús ya lo tenía claro. La felicidad es un conjunto de trazos que, si hay suerte, recrean lienzos increíbles. Hoy me gusta el cuadro que estoy pintando. Si, hoy creo que soy feliz.  

1 comentario

Smi -

¡Que bonito!,¡Que bonito!¡Que bonito!