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De vuelta a casa

Hacía mucho que no me acercaba a la tecla.  Quizá por eso que dicen de que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. ¿Para qué compartirte con el mundo? O quizá es que él no podía acercarse por aquí. La vista nublada por una maldita catarata y un ordenador estropeado. O quizá es que como poeta mediocre que soy, mi pluma se quedó sin tinta. Hoy enjuago mis ideas en el tintero y aquí estoy, de vuelta, con más de un manchurrón emborronando esa felicidad que tanto les fastidia a algunos.

Once días seguidos sin detener la fábrica de noticias…aunque ya debería estar acostumbrada, la cosa va para tres años, y cuando por fin apretamos la tecla de stop…se nos cae el castillo de naipes. Poco dinero, mucho trabajo, mala leche que ahogamos en más de un café y sobre todo decepción ante la historia que nos está tocando vivir. Hoy me he visto suplicando por hacer guardias, por echar más horas entre editores y alcachofas y es que por mucho que corramos, el dinero nunca llega. Somos la generación Ni Ni, la de los másteres mileuristas (eso los que tienen suerte), la de ‘pon el culo, estamos en crisis’. Pero gracias a dios, de vez en cuando, ALGUIEN (¿lo he puesto con mayúsculas??) nos recuerda eso de “You only live once”. Cuesta tragarse la rabia, cuesta dar el puñetazo en la mesa, quizá porque hoy en día las mesas ya solo tienen tres patas y si golpeas te caes con todo el equipo. Y creerme, quedan pocos CARPINTEROS, con mayúsculas, en los que confiar de verdad.

Por eso, hoy he pasado varias horas con cara de idiota escuchando documentos sonoros que te alegran la vida.

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Que para desgracias ya tenemos al del despacho de alado, a la estirada envidiosa, al caprichoso don destino que nos coloca lejos lo que nos hace felices.

Ayer tuve mi minuto, no de gloria sino de fugaz felicidad, con el gran Darren Phillip y su colega Junior. Los americanos del CAI nos hicieron reír y me hicieron disfrutar de mi trabajo por primera vez en varias semanas. Quizá he nacido para hacer reír y estoy perdiendo el tiempo, quién sabe. Hoy he sonreído a las 9.17, cuando el gran Isidro ha marcado el número de teléfono del día. Y sigo sonriendo ahora, porque he recuperado la ilusión por romper el silencio.

 

 

5 comentarios

Smi -

Ya estoy aquíiiiiiiii,ordenata arreglado y ojo apañado, pronte tendremos todo operativo; de las estiradas envidiosas "LIBRANOS SEÑOR", spn peligrosas; pero como la fruta madura, se caen solas.El destino no coloca lejos lo que nos hace felices, lo colocamos nosotros solitos.Decía mi Director General (Manolo, el buen marino es el que sabe navegar con mala mar). Son tiempos que resistir es vencer, apoyate en quien te quiere, disfruta de LO POCO que lo mucho llegará.
Un besito

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Si la compañía es lo más importante yo soy una de las personas más afortunadas del planeta :D
En las trincheras siempre. Supongo que he nacido para hacer reir y para pelear a vuestro lado -a pesar de Candy Candy- ;)

joe -

:)

Faro -

ahora veo que era justo el enlace que habías puesto. siempre supe que seguías ahí en la trinchera (con estuche de candy candy eso sí)

Faro -

No me hables de generación ni/ni porque eres todo lo contrario. Estudiaste como una empollona y trabajas más que el chapista de mazinger z.

Esto no lo he escrito yo, pero me habría gustado firmarlo: http://www.elpais.com/articulo/opinion/Generacion/Ni-ni/elpepiopi/20100209elpepiopi_10/Tes

por eso, querida amiga, recuerda que lo importante es la compañía y sobre todo, que no nos roben la felicidad.

descansa y cuidate mucho