¿Vuelta de tuerca al mito?
Sexys, provocativas y divertidas, es la esencia de las pin-ups. Sugerir en lugar de enseñar, elevar el lado femenino hasta la máxima potencia…quizá es lo que siempre me llamó la atención de este movimiento revolucionario que marcó tendencia en los años 40 y 50. Hoy he abierto la revista de los viernes que acompaña al, siempre omnipresente en casa, Heraldo de Aragón y allí estaba ese reportaje que se aventuraba a elegir a las pin-ups del siglo XXI. “Vuelta de tuerca al mito de las pin-ups” versaba en uno de los titulares.
Casi me trago el palo del ‘Mágnum Placer extremo’ cuando he descubierto a Amy Winehouse entre las elegidas. No es que tenga nada en contra de la señorita tatuada (de hecho me resulta hasta entrañable esa decadencia que emana de cada uno de los contaminados poros de su piel… ¿Se inspiraría en ella Stieg Larsson para crear a la indomable Salander? Siempre me quedará la duda…), pero desde luego no le encuentro ningún glamour tipo burbuja Freixenet.
De hecho, creo que en los tiempos que corren en los que ya nadie sugiere –total, para qué sugerir si ya está todo visto- y en los que inocencia es mera utopía, poco espacio queda para una pin up de pro.
El artículo también menciona a Katy Perry. Mira por donde que ésta si me convence. Californiana, hija de pastores evangélicos y con la música gospel como banda sonora de su infancia, esta chica me arranca siempre una sonrisa cuando veo sus ¿picantes? vídeo clips. Por su puesto no es Betty Page pero ni falta que le hace.
Mis ex compañeras de piso seguro que siguen teniendo pesadillas con una de sus canciones. ¿Cuántas veces escuché (yo escuché y ellas escucharon claro, no me gusta la música bajita) el caliente y frío? ¿Mil? ¿Dos mil?
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La publicación compara a Katy con la también pretendiente a pin up Lily Allen. Dicen que es su réplica británica.
Bueno, vamos a decir eso de que todas las comparaciones son odiosas…
Yo me sigo quedando con las pin up de los 50, yo sigo apostando por Page y sus secuaces. Eso sí, dejo a Katy un hueco en mi corazoncito por esos grandes momentos que tenemos en este siglo XXI.
Por cierto, es viernes tarde y no estoy currando… algunas cosas ya empiezan a cambiar. Sin embargo, sigo sentada frente a mi ordenador escribiendo. Supongo que hay otras cosas irreversibles.
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