Divino tesoro
Llegas y me preguntas qué tal estoy. Ya ves que no me he movido, que sigo aquí, en la misma ciudad, en el mismo lugar, esperando que el viento cambie de tercio, o quizá confiando en que no lo haga. Como dice la canción, no quise desaparecer para ponértelo fácil. Para que me encontraras cuando tus corrientes te trajeran de nuevo por aquí.
Y entonces me sonríes y veo tu mano siempre abierta, siempre dispuesta a todo. Y entonces te sonrío y me doy cuenta de que nunca te has ido, que siempre vas a estar ahí.
Suena el despertador, abro los ojos y vuelvo a sonreír. Han desaparecido las pesadillas. Esas que me han tenido con la luz de la mesilla en guardia y con el libro de bolsillo siempre abierto por la página adecuada. Gracias Stieg por haberme acompañado.
Ha llegado el momento de ponerse de nuevo el traje de faena y de hacerlo bien (no se muy bien el qué, pero lo que sea, hacerlo bien). Con la tranquilidad de que también vas estar ahí para compartir los triunfos y las buenas noticias.
Un buen día algo hace ‘clic’ y todo cambia, solo se trata de saber aprovechar el ‘chance’. Allá vamos.
PD. Gracias loca por tener siempre la espada en alto cerquita de mí. Esto va por tí...
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3 comentarios
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sara -
Te quiero rubia loca,es un privilegio tener tu amistad.
Smi-bruji -
Gracias por dejarme leer a Stieg.
Besitos