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¡¡¡Oh SOLEDAD!!!

La he visto llegar despeinada, como yo, escondida tras unas gafas de sol que han mantenido el color de sus ojos en una incógnita y cansada, muy cansada (también como yo). Tras una noche de insomnio marcada por una infinita tristeza mis fuerzas han flaqueado más allá de la apreciación de cualquiera.  Pero esa tristeza infinita parece que ha quedado anestesiada, ya veremos hasta cuándo.

Tenía que hacer una entrevista a una persona de la que solo sabía lo que su página web había querido contarme. No hubo tiempo para más, pero su aspecto de madre de familia bohemia y con clase me tranquilizó bastante. Preparados, listos, ya. Un parque como marco para nuestra primera cita y un banco como punto de partida. Así comenzaba la entrevista….

Soledad Puértolas me desgranaba su vida, sus sueños, sus proyectos y yo la escuchaba ensimismada. Ya dije un día que vivir las emociones de otros es una de las mejores terapias para un periodista. Pero lo mejor ha llegado ‘off the record’, cuando la curiosidad me ha llevado a zambullirme de lleno en su cabeza. Escucharla ha sido como acurrucarme en un balancín a la merced de una brisa infinitamente sutil.

Me ha sorprendido saber que ella también tiene problemas para mantener su estilo con la pluma con el paso de los años.

“Las personas cambiamos, nuestras vivencias cambian y nuestra forma de escribir también lo hace”

Aquí me he sentido muy identificada con ella.

Y otra de las curiosidades que me ha regalado Soledad es la total ausencia de documentación en sus obras.

“Todo está en mi cabeza. La mayoría son vivencias personales aderezadas con grandes o pequeñas dosis de sensacionalismo”

A partir de ahora te leeré con otros ojos Soledad.

En un día infame como lo ha sido hoy, esta entrevista me ha demostrado que este trabajo te regala satisfacciones aun cuando tu cabeza les cierra la puerta de golpe.

Esta tarde con la Puértolas a la sombra de los ¿pinos? he recordado aquellos sueños infantiles. Yo quería ser escritora. Me veía agazapada junto a una ventana, aporreando una máquina de escribir y escupiendo los mejores best sellers del momento. Muy osada esa chiquilla que iba para química y que descubrió que las probetas no encerraban rima alguna.

Ahora me conformo con una poesía cuando dormito colgada de la luna, con algún relato de esos que te dictan las entrañas y con añadir más letras a este pobre blog que tanto me aguanta (casi tanto como vosotros).

Porque estos días mis gritos al viento siempre tienen respuesta y mis letras también la tienen. De veras, como dijo un día Antón Castro, hay que vivir para llenar la mochila y yo ya tengo algunos tesoros dentro.

“¿Qué recomiendas a todos esos jóvenes escritores que empiezan y no saben todavía muy bien por donde tirar?”, le he dicho realmente movida por una sana curiosidad.

“Que busquen en su interior y que realmente encuentren lo que quieren escribir”.

Yo he empezado a buscar pero creo que hoy no es el mejor día. Sobrevivimos a un lunes 13 y a un jueves 16, y mañana seguiremos sentados en la saetas de ese reloj contando los segundos que faltan para que caiga otra vez la noche.

 

1 comentario

smi -

temprano apemas las nueve de la mañana y lágrimas en los ojos.que pena mi niña no se merece tanta tristeza y soledad como está acumulando.
¿quien es el culpable de tanta dureza a una personita tan trabajadora y volcada en su trbajo?.
Solo puedo apoyarte siempre. Un besote