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Campanilla revoloteando...

Estos días el humo se me escapa por cada abertura, por cada poro de mi piel. Estos días no queda más remedio que tirar de paciencia y hacer acopio de algún remanente de ‘¿sensatez?’. Estos días deben pasar rápido, si se detiene tendremos un problema. De momento me marcho, a ver si las manecillas aceleran y cuando recuperen su tempo la cordura ha regresado a esta ciudad. Pero eso es otra historia que deberá ser contada en perspectiva, cuando los sapos bailen flamenco y los reptiles invadan nuestro planeta.

De momento, vamos a centrarnos en algo mucho más etéreo, muchos menos tangible, mucho más enriquecedor. Vamos a hablar del arte que inunda Zaragoza y que mantiene el espíritu de los estupendos artistas de nuestra ciudad con los que es un privilegio compartir adoquines (de los de pisar, no de los de ver o comer).

 

Antes decía por suerte o por desgracia, ahora tengo claro que es por suerte, me ha tocado divulgar la cultura de nuestra ciudad durante toda esta temporada. Hay quien en su día dijo que el último libro que la menda se había leído era la “súper pop”. Lejos, muy lejos de la realidad pero a veces la apariencias engañan. Y aunque así fuera, después de varios meses escudriñando las vidas de gente que maneja la pluma, el pincel o la cámara de fotos cual extensión de la propia mente…. me rindo a la evidencia.

 

Comencé descubriendo el mundo de los blogs gracias a Mariano Gistaín. Él me dio la llave para comenzar con PINUP y él me brindó mis primeros conocimientos internautas. De su fuente bebe el periodismo ciudadano en Zaragoza y de sus columnas siempre ingeniosas hemos bebido todos cuando de vez en cuando nos ha sorprendido la sed.

 

Llegó luego el poeta entre los poetas. Su carné de identidad dice que es gallego pero su corazón dice que Zaragoza manda. Y es que Antón Castro ama nuestra ciudad y es tanto lo que nos ha regalado que el amor seguramente es recíproco. Escucharle, leerle y aprender de él son privilegios de vivir a orillas del Ebro.

 

Las mujeres también pegan fuerte y ella más que ninguna. En su último libro, Magdalena Lasala habla del coraje de una mujer que bien podría ser ella misma sin nos remontamos a la antigua Alejandría. Sabia, hermosa y con agallas…

 

Y resulta que en Zaragoza también hacemos películas. Sin subvenciones, sin ayudas, con pocos medios, pero hacemos películas. José Ángel Delgado me ha enseñado que un sueño, que toma forma un buen día en una parada de autobús mientras observas lo que te rodea, puede hacerse realidad. Movido por un amor desinteresado a “Lost”, por su capacidad de ver la realidad en 3D y por su inconmensurable imaginación tendremos que ponernos en sus manos si queremos subirnos al carro de la imagen.

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Nos dicen que somos cazurros pero yo me inclino más por calificarnos como una ‘raza salada y carismática’. Y en este grupo me encontré a José Luis Cano. Con un sentido del humor desternillante, sus ilustraciones han puesto cara a nuestras más socarronas fantasías. Él se ha atrevido con todo, o con casi todo. Y me hizo reír, algo que dicen –y con razón- que es fundamental para enamorar a una mujer. Los chistes pasan pero sus dibujos nos quedarán siempre.

 

Sigo caminando y a orillas del Ebro me encuentro con un monstruo de las ondas radiofónicas y que además domina la pluma como nadie. No es de Zaragoza y sin embargo, manda narices, reconoce que se considera un zaragozano de Carabanchel alto, ¿qué más queremos? Miguel Mena llegó a nuestra ciudad y se quedó en ella para regalarnos, entre otras cosas, esa voz personal y profunda al otro lado del transistor.

 

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Y luego resulta que aterrizo en una preciosa casita perdida en el casco antiguo zaragozano y me encuentro con un trailer de obras de esas que hablan por si solas. Me miran desde las paredes, yo estoy aún dormida –aunque son las 10 de la mañana- y me obligan a despertarme. “¡Adriana, espabila!”, me grita mi psique desde la ultratumba. Años de láminas y cuadros de un zaragozano que denuncia también la falta de ayudas y apoyos a los jóvenes artistas.

Y hablamos del síndrome de Peter Pan y me doy cuenta que también lo tengo.

Aunque hoy me siento como Campanilla revoloteando entre portentosos. Hay más, muchos más. Cada uno que los vaya descubriendo. Zaragoza da para mucho.  

1 comentario

Smi -

Senatez, cordura, tolerancia y mucha paciencia, son palabras importantes, muy importantes.
Me tranquilizo cuando te aflora la vena culta, me gusta este artículo, me asustan los de noches locas y deinsomio. Mariano Gistain, Antón Castro, Magdalena Lasala, José A. Delgado, José L. Cano y Miguel Mena Solo produce o pueden producir paz, sosiego y relajo; cosas muy necesarias en esta sociedad. Centrarse es importante para la vida personal y profesional, estar a gusto consigo mismo, se traduce en estar bien con los demas y repeler toda persona que te crispe o distorsiones. Con tu nieva casita viene una epoca de relax y sosiego.
Bes...itos.