Blogia
pinupball

Érase una vez...

Últimamente me despierto sobresaltada, odiando ese estridente rin rin rin que me taladra las orejas. Otra vez me he comido la noche con patatas, otra vez se me han atragantado esas 8 horas necesarias (según dicen los que creen conocer a la perfección la anatomía humana). Lo que ellos desconocen es que yo necesito ese precioso tiempo para hacer otras cosas, véase pensar, leer, escribir, escribir, escribir… Y es que creo que la primera vez que cogí un lapicero para retratar mis pensamientos en un folio en blanco tendría algo así como ¿10 años?. En aquella época mi padre me regaló un diario rosa diminuto con la esperanza, supongo, de que le dejase tranquilo durante varias horas al día. Y dio resultado, vaya si lo dio. El ser hija única es lo que tiene, no hay hermanos a los que sodomizar de manera que hay que buscarse la vida. Y yo me la busqué navegando entre las páginas de aquel diario rosa. El ángulo superior derecho de cada página lucía un enorme punto positivo o negativo en función de cómo hubiera ido el día. En aquellos puntos positivos creo que ya despuntaba la loca que escribe 20 años después. Luego vino otro diario, y otro, y otro, hasta 7 más. Era el regalo estrella de cada navidad, un diario. Horas y horas de reflexión bajo una tenue bombilla, con Toni Aguilar amenizando la jornada. Tan solo aquellos amigos de matrícula de honor tenían la llave para bucear por alguna página e incluso dejar su sello. Los puntos positivos dejaron paso a una vida relatada con mano firme y mente nublada. Pero ahí queda, relatada punto por punto, coma a coma.

Los blogs eran algo impensable en aquella época, los foros una utopía. Los teclados por aquel entonces tenían la batalla perdida ante las plumas o los lápices mordidos y desgastados… Y ahora, las cosas sin duda han cambiado. Perdí la cuenta de los días y noches que han pasado reconduciendo el rumbo, pero la conclusión es que, de una manera u otra, aquí sigo. Cambié mi diario rosa, por un blog rosa (no es premeditado, lo juro). Cambié, cambié y cambié y como ese eterno retorno, aquí sigo.

Hoy preparando un programa al que mañana van a sacar mil pegas, viviendo la cultura zaragozana para contársela a los demás tal y como yo la veo, haciendo reportajes que no verá mucha gente, pero seguro que hacen feliz a alguien. Aquí estoy, escribiendo por necesidad. No se si gracias a aquel diario rosa que un día me regaló mi padre, o por culpa de algún gen desviado que me ha convertido en una auténtica “sin remedio”. Aquí sigo, escribiendo de baloncesto, de tiro con arco, de esquí, de lo que haga falta. Lo importante es que, sea con pluma o con teclado, aquí sigo. Y hoy en día eso de seguir no es ‘moco de pavo’. Seguir es todo un logro. Seguir es ganar la partida cada día, cada minuto, cada segundo. Cierra los ojos, tira los dados y que nadie se quede con tu partida. Azar, suerte o empecinamiento, da igual, lo suyo es seguir colgada de la luna.   

2 comentarios

Smi -

Lo bueno del Blog es que cualquiera puede leerlo, no se me hubiese ocurrido leer un diario; pero tu padre nunca lo compró para quitarse a su hija de encima. Has sido la niña y eres la niña mas querida, me entristece solo pensar que pudiese haber puntos negativos y pensar que tratase en quitarte de enmedio, pensabamos fuistes feliz, lo tratamos. Todos /as hemos tenido diarios, resultaba ser cosa de niños. UN BESO

Faro -

En caso de problema grave no dude en contratar los servicios de...

http://www.youtube.com/watch?v=lI3TA0AMmP4