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ABRE LOS OJOS

- Ellos, todos, dicen que estoy loco.
- No, claro que no estás loco, pero ¿qué pasaría si te dijera que estás soñando?
- No, no, no.
- ¿Y por que no?
- Mire, yo sé lo que es real y esto es real.
- ¿Y tú como lo sabes? Los sueños no se descubren hasta que uno despierta.
- Lo sé y basta. Mis sueños son mucho más simples que todo esto.
- No, no hay ningún sueño simple. Mira a toda esta gente, parece que están hablando de sus cosas ¿a que si?, completamente ajenos a ti, y sin embargo podrían estar ahí porque tu lo has querido, es mas, podrías hacer que se pusieran a tu servicio o, al contrario, que te destruyeran.
- Lo que quiero es que se callen y usted también.
(Todos se callan)
- ¿Lo ves?
- ¿Qué esta pasando aquí? Que alguien me diga la verdad ¡joder!
- La verdad puede que no la soportaras.


El otro día, en una rueda de prensa, lo escuché de boca de un individuo por el que perdí el poco respeto que me merecía. Me pareció un puñetero engreído, sin embargo, aquello que dijo se me quedó grabado y creo que es lo único de todo su discurso que realmente tiene algún sentido.

 

“A veces, un simple cruce de miradas, un SMS o una llamada telefónica puede cambiar el rumbo de tu vida”

Y es muy cierto. Supongo que todos recordamos determinados momentos, instantes de nuestra vida que luego, para bien o para mal, han marcado nuestra existencia.

Así que cuando te levantes por la mañana y pienses que tienes un día de mierda por delante, cuidado porque quizá te encuentres con alguna sorpresa.

Por ejemplo esas maravillosas fotos del amigo Berlusconi que el otro día provocaron peleas a mandíbula batiente en la redacción del Heraldo. Todos queríamos un ejemplar... (hubo quien se recortó el repor para pegarlo en la portada del cuaderno de las ruedas de prensa...)

 

En mi calendario personal hay fechas rodeadas con un enorme círculo rojo, difíciles de olvidar. El día que me asomé por primera vez a aquellos camastros en mis primeros campamentos (allí hice amigas de las que aún hoy estoy orgullosa), aquel paseo con Laurita por el parque Primo de Rivera (dios si trajo cola…todavía se me ponen los pelos de punta al rememorar aquel cruce de miradas), el primer día trabajando con la Zaragozana en la Feria de Muestras del Pilar, alguna sorpresa mayúscula en forma de comentario en mi blog o el día que cayó en mis manos un periódico con un anuncio del “Master de Heraldo”. Y hay una lista infinita, aunque mis días sobre este planeta son aun más infinitos.

 

Y esto sale a colación en una semana en la que precisamente una de las personas que hoy en día participan en mi rutina ha visto su universo patas arriba (en el mejor sentido de la palabra) gracias a un simple -o no tan simple- comentario en un blog.

Doy fe de que a partir de ahora, cuando dé la vuelta a la llave de mi nueva cerradura, dejaré la puerta abierta a sorpresas mayúsculas.

Así son las cosas, nunca se sabe. Simplemente hay que mantener los ojos bien abiertos y la boca bien cerrada.

“Uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”, decías siempre. Cierto, muy cierto. Pues vamos a callarnos y a observar lo que se cuece a nuestro alrededor, que la película promete.

 

Una vez, si mal no recuerdo,
me tenías en la punta de los dedos.
Las secuelas de los viejos días
estarán conmigo el resto de mi vida.

1 comentario

SMI -

Si ciertamente, muchas veces lo mejor es "boca cerrada u ojos bien abiertos"