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"Coctelera" veraniega

Sin duda, en la vida vas pasando por diferentes etapas y a los 30 ya te ha tocado lidiar con unas cuantas (y las que quedan, espero…). En cada uno de esos peldaños afrontas las situaciones un poco “como te viene el aire” y ahora me pongo a recordar y… mejor me explico.

Cuando eres una mocosa que no levanta tres palmos del suelo llegan las vacaciones y, ¿cómo las afrontas? A mi me entraba una profunda depresión (nada grave, claro) porque me gustaba el colegio. Me gustaba levantarme cada mañana, coger mi bolsita con el almuerzo y subirme a ese autobús que me conducía directamente a ese gran lugar llamado escuela. Tres meses de vacaciones implicaba romper mi rutina y no solo eso, también dejar de ver a mis amiguitos durante tres largos meses. En aquella época nos mandábamos cartas, con remitente y todo –algo que creo que ya no se estila, pobres carteros-.

“La niña ha sacado todo sobresalientes (y es que la mocosa era un pelín repelente) y lo que tiene que hacer este verano es descansar”, argumentaban mis profesores en la consabida reunión con los padres a fin de curso.

¿Descansar? ¡Pero que dicen! La enana se compraba todas las ediciones de verano de los cuadernos Santillana y la nueva colección de “Mis juguetes, las palabras”. Y bajaba a la playa con una maleta de cuadernos, lapiceros y demás colorines. La tragedia llegaba cuando a los 15 días ya me había comido con patatas todos los capítulos.

“¿Perdone, además de Santillana y “Mis juguetes la palabras” tiene algo nuevo que tenga a la niña entretenida dos meses más?  

¿Qué ha suspendido la pequeña?

¿Suspendido? Nada, nada… Es cuestión de ocio…”

Esta era mi pobre madre buscando ‘crucigramas infantiles’ para el retaco.

Y luego resulta que terminaba disfrutando de mi tiempo de asueto. Era cuestión de aclimatación.

Luego creces un poco, coges las vacaciones con ganas pero tu unión fraternal al colegio es tan grande que terminas convenciendo a tus padres –el otro a los suyos, la otra a los suyos…- para terminar todos los compañeros en el mismo emplazamiento.  No se cuantos nos juntábamos en Jaca pero igual no me llega con los dedos de las dos manos. Total, que eso de desconectar, quedaba muy lejos de la realidad. Aquello era una especie de “Al salir de clase”, con parecidos ingredientes solo que aderezado con una piscina y algo de calimocho nocturno.

Pasan algunos años más y te incorporas al mundo laboral. Craso error –todavía no logro entender por qué a los 15 todo el mundo tenía tanta prisa en crecer. Yo desde luego no tenía ninguna gana-

Y las vacaciones aparecen en tu horizonte como un Oasis en medio del desierto. Si tienes una vida medianamente organizada, te vas con tu familia o con tu pareja a algún lugar tranquilo a disfrutar de ese necesario cambio de aires. Yo también he pasado por esa etapa, en su día también pasé por ella.

Y después, a los 30, ten encuentras con el verano 2009. No exagero si digo que empecé las vacaciones en estado de shock. Ni Oasis, ni amor fraternal, ni desconexión…solo shock. Gracias a que merecidamente (no me voy a quitar el mérito) tengo gente alrededor que ha tirado de mí, de mi shock y de la madre que me parió. Ya he consumido la mitad de mi asueto. El shock creo que continúa, aunque bastante edulcorado gracias a los días en la playa, las espectaculares fiestas de Teruel y unos prometedores días en la ciudad Condal pero… ¿será que me he retrotraído a la infancia y vuelvo a necesitar tres meses de vacaciones? Quizá.

Aunque en esta ocasión he cambiado los cuadernos de Santillana por la trilogía de Millennium. Voy por el tercer libro y aún me quedan 15 días.

Siempre me pasa lo mismo, la enana lo consume todo antes de tiempo.

1 comentario

Smi -

Tal cual, todo es realidad.
Con mucho cariño.
Bes....itos