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LOS 500 PARTIDOS DE VICTOR FERNANDEZ


Víctor Fernández se considera en primer lugar zaragocista y aragonés, y en segundo lugar un profesional. Por este motivo es imposible desligar la carrera de este entrenador de raza, de la trayectoria del Real Zaragoza.

Este fin de semana cumple 500 partidos como técnico en primera división y ya son más de 300 los encuentros en los que se ha sentado en el banquillo del Zaragoza como “director de orquesta”. Su camino en el mundo del fútbol comenzó como jugador siendo apenas un chiquillo. Recuerda con nostalgia aquellos domingos que acudía a la Romareda en autobús, con su grupo de amigos del barrio Oliver. Trataban de entrar los primeros para colocarse donde Arrúa se lanzaba para celebrar los goles. Eran esos años pícaros en los que se apostaba en la puerta de los hoteles para pedir a los jugadores entradas o fotos firmadas. Era un niño apasionado por este deporte, que luego se convertiría en su modo de vida.

Jugó en Stadium Casablanca en categoría regional preferente y con el Sariñena en Tercera división, su puesto era de mediapunta. Sin embargo, se dio cuenta que sus condiciones físicas no le acompañaban para alcanzar el fútbol profesional y decidió continuar en este deporte pero desde el prisma de entrenador. Con 17 años ya dirigía conjuntos de categorías inferiores en el Stadium Casablanca, un club que a día de hoy le profesa un especial cariño.

Vítor no tuvo ni ídolos ni maestros y su salto a la primera división fue un “Salto mortal sin red”. Estaba entrenando al filial de Segunda B, en la temporada 90-91, cuando le llamaron el presidente del Real Zaragoza, Zalba, y el secretario técnico, Avelino Cháves, y le propusieron tomar las riendas del equipo de primera que acabada de dejar Ildo Maneiro. Una juventud cargada de osadía, llevó a un Víctor Fernández de tan sólo 30 años a aceptar el reto. Aquí comenzó un camino lleno de laureles y lágrimas que poco a poco fue perfilando la figura del entrenador más joven que ha dado la liga de primera división española.

En toda una vida dedicada a esta profesión lo encontramos 7 temporadas con el Real Zaragoza, 1 temporada en el Tenerife, 4 en el Celta de Vigo, 2 en el Bétis, 1 en el Porto y esta temporada en la que ha regresado a la ciudad que le vio nacer. 

Dejó el Zaragoza obligado por los malos resultados cosechados en la campaña del 96 y su mala relación con algunos jugadores de la plantilla, como Andoni Cedrún y Pardeza. Sin embargo, era la piedra angular para el nuevo proyecto del actual propietario del equipo, Agapito Iglesias, y de su mano ha vuelto al club para contribuir ha hacer el Zaragoza cada día más grande.

Nadie olvida la rueda de prensa, el día 5-06-06, en la que se presentaba a los medios de nuevo como entrenador del Real Zaragoza. Aquel día tuvo que suspender durante unos minutos su turno de declaraciones por que se mostraba tan emocionado que no podía articular palabra.

Siempre fue un técnico que paseó por los campos un juego ofensivo, vistoso, sin jugadores apergaminados en una defensa cerrada. La afición lo ha apreciado por su carácter expresivo en la banda y los destellos de calidad que ha conseguido pulir en muchos de los jugadores con los que ha contado en sus equipos. Con él dieron su máximo nivel futbolistas como Alberto Blesué, Santiago Aragón, Francisco Higuera o Juan Eduardo Esnaider. Supo, por ejemplo, reconvertir a Gustavo Poyet, que era delantero, a la posición de centrocampista, dónde se convirtió en un jugador clave.

Arrúa y Señor son las estrellas que reconoce como las más brillantes en el firmamento de la Romareda y se deshace en elogios hacia Lapetra al que define como un “genio impactante de los que detienen el corazón”.  

Hay varios momentos clave en su historia como zaragocista que él siempre recuerda con una sonrisa en los labios; el partido en el que se jugó la promoción contra el Murcia, en el 91 y la final de la recopa contra el Ársenal en la temporada 94-95. El primero lo recuerda por ser el principio de todo, fue la piedra inicial de una época medular en la historia del Zaragoza y el segundo porque fue la confirmación de su categoría como técnico, tocó el cielo con las manos y reunió a 300.000 aficionados (la mitad de la población de Zaragoza) en la celebración del título.

 

Son 17 años de emociones fuertes dentro y fuera de los campos de fútbol, son 500 partidos en la elite del deporte que moviliza masas en este país. Ahora, con 46 años, más maduro que aquel muchacho de Torrero que corría detrás de un balón, se sigue haciendo preguntas sobre las técnicas del futbol, para la mayor parte de las cuales sigue sin encontrar respuestas. Su espíritu y estilo de juego sigue siendo el mismo pero su calidad va aumentando cada día a fuerza de extraer enseñanzas de cada una de sus experiencias en el césped.

 El gol de la recopa el 10 de Mayo:

Como entrenador, una de las experiencias mas intensas con las que cuenta, fue el partido de la Recopa contra el Ársenal. El marcador era 1-1, se agotaban los últimos compases y Víctor estaba concentrado haciendo un recuento mental de quienes lanzarían los penaltis. Apareció entonces el mago de aquella noche, Nayim, y metió el gol mas recordado de la historia desde el centro del campo. Víctor siempre ha recordado este momento como “una explosión inmensa de alegría, de júbilo y de descontrol”.

 Sus años universitarios:

En sus años universitarios, Víctor recuerda que se ausentaba de clase para asistir a los entrenamientos de Boskov y de Beenhakker y tratar así de absorber su manera de trabajar. Quizá estas fueron las únicas referencias que tuvo este entrenador autodidacta cuya máxima siempre ha sido intentar comulgar con los gustos de la grada.

 

1 comentario

Antonio -

Cada días sabes más de fútbol!!, te ha faltado lo de los montaditos de la Bozada :)