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Pistoletazo de salida a la temporada de esquí

Tras largos meses de espera, los aficionados al deporte blanco están de enhorabuena. Desde el pasado fin de semana, las estaciones de esquí aragonesas han abierto sus pistas para el disfrute de todos los amantes de la nieve.

 

La tensa espera a la que ha sometido a los aficionados la ausencia del manto helado en las montañas ha mantenido más de la cuenta en los trasteros el material de esquí. Su reutilización tras los meses de reposo estival requiere una serie de mimos y cuidados inversamente proporcionales a los mismos que se realizaron al guardarlos para la nueva temporada, que ya consume sus primeras fechas.

 

Antes de emprender el camino de vuelta hacia las montañas, el esquiador debe tomar en serio una serie de pautas que le permitirán comenzar a disfrutar al con plenas garantías y condiciones de la nueva temporada y le evitará problemas en los primeros días de su reencuentro con la nieve. Lo más importante en el primer descenso es asegurarse de que los esquís se encuentran en buen estado. Si se han guardado sin repararlos es necesario llevarlos a una tienda especializada donde los revisen y adecuen para su uso: arreglo de los cantos y las suelas, además de agregarles una capa de cera en la base deslizante para evitar quedarse "agarrados" en la nieve en la primera bajada.

 Las botas son igualmente importantes. En un primer momento, posiblemente el esquiador se encuentre incómodo o las sienta rígidas -sobre todo los más noveles- el primer día. Para evitar esto es recomendable mantenerlas junto a un foco de calor, por ejemplo, la calefacción, la noche anterior a utilizarlas, esto les conferirá mayor flexibilidad y comodidad. Como las jornadas de esquí son largas y duras, se agradece tener unas botas de descanso para caminar cómodamente tras un día repleto de descensos.

La equipación se completa con unas buenas gafas que nos protejan la visión tanto del reflejo del sol en la nieve como del viento en los días de ventisca. Actualmente, en el mercado hay gran variedad de gafas con diseños ergonómicos, antideslumbrantes e incluso con posibilidad de acoplarse al casco.

 Elemento de seguridad

La exigencia del uso del casco a los menores de 12 años es una medidas que persigue aumentar la seguridad en la práctica del esquí y ya que ha sido incluida en la futura ley del deporte blanco, que está todavía en proceso de negociación y previsiblemente no se pondrá en funcionamiento hasta la próxima temporada, pero cada vez más, tanto desde las estaciones como desde los usuarios, se alienta su presencia dentro de la equipación del esquiador para todas las edades. Su misión es protegerle de posibles impactos y evitar lesiones graves.

 

El casco ha de ser homologado, ligero, debe amoldarse perfectamente a nuestra cabeza y no entorpecer la visión. Además, si tiene ventilación regulable, facilita el mantenimiento del calor en días muy fríos y ventilación en los días cálidos.

 

Por último, se debe recordar también que en la montaña se soportan temperaturas bajo cero, de manera que hay que escoger prendas adecuadas que protejan  del frío. La teoría de las tres capas nos ayudará a vestirnos correctamente: Una primera interior que ayude a la evacuación del sudor y al mantenimiento de la piel siempre seca; una segunda capa de aislamiento que retenga el calor generado por el cuerpo e impida el enfriamiento del mismo y una tercera que nos proteja de las adversidades meteorológicas siendo impermeable, transpirable y cortaviento. Si a todo ello añadimos unas buenas fijaciones, unos guantes térmicos y un par de bastones -si la modalidad que vamos a practicar los requiere- ya se está en disposición de comprar un forfait y aventurarse en el primer telesilla de la temporada.

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